Lowell Bergam en el Líbano

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Crónica desde el desierto



En el Líbano en medio del desierto en la ciudad de Beirut, recibe con su caos, desorden y calor a Lowell Bergman; productor del reconocido y prestigioso programa informativo “60 Minutos”, pero su llegada no fue como la de un hombre común y silvestre, porque no llegaba Pepito Pérez, sino el conector entre el terrorismo y USA. Lowell Bergam hace su entrada triunfal a la ciudad, entre bombos y platillos, en este caso vendría a ser entre gritos y cláxones, el recorrido lo hace con los ojos vendados en un carro y custodiado por otro auto con hombres fuertemente armados, se siente la fuerte respiración de Bergam y al parecer el calor de la tarde ya empieza a afectar. Desde lejos se ve el camino polvoriento y escabroso el cual refleja lo que puede pasar en este inhóspito lugar. En la parte trasera del auto Bergam percibe todo lo que pasa afuera por sus otros sentidos ya que sigue vendado.
El carro pasa por el control policial para poder entrar a la ciudad, el bullicio de las calles se combina con la gente, los vendedores no saben que es lo que está pasando. A los niños también se les ve felices como si el carro que pasa por la ciudad, fuera el más pintoresco y alegre. Al llegar al lugar destinado, los que cuidan a Lowell Bergam lo bajan del auto, lo llevan custodiado y lo meten a una casa. Aun el suspenso ronda, la casa se vuelve más oscura y tenebrosa, lo llevan caminando hacia un cuarto, el cual es sombrío y hay una mesa y una silla en la cual está sentado el jeque árabe, lo sientan frente a él y todavía vendado le ofrecen un café y se lo lleva uno de los que lo resguardan, el toma con nerviosismo, y empiezan con una voz tensa las preguntas de cada uno. Las preguntas y respuestas se hacen más fuertes, luego el hombre vendado se queda solo porque le hace una pregunta al jeque, como no oye a nadie se quita la venda aun desconcertado. El ayudante de Lowell Bergam que también está en la misma habitación, se quita la venda por mandato de Bergam, éste saca un celular, mientras el otro busca las conexiones para poder transmitir la entrevista que se dió en ese lugar, el que saco el celular, abre las cortinas y luego llama por teléfono a Wallace. Cuando termina de hablar se queda viendo el paisaje.

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